Es probable que alguna vez hayamos vivido una jornada de trabajo que superara las 8 horas diarias, y aunque eso no quiere decir que no existan proyectos que requieran un poco más de esfuerzo, esta situación se convierte en un problema cuando es algo recurrente. El equilibrio entre vida laboral y personal es necesario para todos; aun cuando disfrutemos mucho lo que hacemos, es importante dedicarle tiempo a nuestra familia, amigos u otras actividades que también disfrutamos. Por esto, si haces parte del área de RRHH de tu compañía, no debes pasar por alto estas 5 situaciones que revelan que los horarios de trabajo pueden no ser tan justos.
- Aquí se sabe cuando entras pero no cuando sales: Es una frase típica de algunas industrias como la publicitaria, ¿a quién no lo desanima un afirmación de este calibre? Es indignante sentir que tu vida le pertenece a una compañía y no a ti mismo; lo preocupante es cuando las personas empiezan a adaptar este tipo de situaciones como estilos de vida, como fue el caso de Mita Diran, una joven Indonesia de 24 años que murió tras trabajar 30 horas seguidas, sin descansar, en la agencia de publicidad Young and Rubicam.
- No hay tiempo para almorzar: Una reunión justo al medio día o minutos antes de salir, cantidades de trabajo que no te permiten retomar energías, o falta de tiempo para tomar un respiro. Si esta es una situación recurrente, tus colaboradores están poniendo en riesgo su salud, y seguramente la productividad esperada disminuya. La clave está en saber programar.
- Horarios atípicos: Extender los turnos, o trabajar en la madrugada, no solo puede afectar el funcionamiento de nuestro cuerpo, sino que también puede afectar nuestra vida familiar. ¿Realmente existen cargas laborales que exigen 24/7 a sus colaboradores?
- Competencias silenciosas: Son aquellas en las que los mismos colaboradores se sabotean al trabajar más horas que las que exige su horario laboral, con el propósito de complacer a sus jefes, aun cuando la carga laboral no lo exige; y claro, los mismos colaboradores ven con malos ojos cuando alguno de sus compañeros se va a la hora que corresponde.
- Planificar no es una opción: Todos sabemos lo importante que es planificar para evitar que problemas que surjan a última hora puédanse puedan convertir en obstáculos para nuestra labor. Lo anterior suele tomar aún más importancia cuando trabajamos en equipo, y nuestras labores dependen del desempeño de otros. Sin embargo, cuando no existe una cultura de planificación, o se desconocen los procesos, es común que la principal consecuencia sea trabajar de más para corregir aquello con lo que no contábamos o, en el peor de los casos, perder el tiempo empleado, porque se pasó por alto algo importante.